La necesidad de un diálogo interconfesional: una perspectiva musulmana

Hoy la gente conversa acerca de muchas cosas: los peligros de la guerra y los frecuentes conflictos, la contaminación de la atmósfera y los mares, el hambre, el aumento del deterioro de los valores morales, etcétera…

Por consiguiente, muchas otras preocupaciones e inquietudes han ocupado un lugar preponderante en dichas conversaciones: la paz, la satisfacción, la ecología, la justicia, la tolerancia y el diálogo. Lamentablemente, a pesar de algunas prometedoras precauciones, aquellos que deben tratar de resolver estas cuestiones tienden a hacerlo buscando más maneras de conquistar y controlar la naturaleza y producir armas letales. Material obsceno, a su vez, se propaga en los medios de comunicación, en especial Internet. 

En la raíz del problema se encuentra la visión materialista del mundo que limita con severidad la influencia de la religión en la vida social contemporánea. El resultado es el actual equilibrio alterado entre la humanidad y la naturaleza así como el desequilibrio dentro del plano individual entre hombres y mujeres. Tan solo unas pocas personas parece que se han dado cuenta que la armonía social y la paz con la naturaleza, ya sea entre la gente o en nuestro interior solo pueden suceder cuando los reinos materiales y espirituales se reconcilien. La paz con respecto a la naturaleza, la paz y la justicia en la sociedad y la integridad personal son posibles cuando estamos en paz con los Cielos.

La religión reconcilia a contrarios que parecen excluirse mutuamente: religión y ciencia, este mundo y el que viene, la naturaleza y los Libros Divinos, lo material y lo espiritual así como el cuerpo y el espíritu. La religión puede erigirse como defensa frente a la destrucción causada por materialismo científico, puede también colocar a la ciencia en su lugar en concreto y terminar con los antiguos conflictos entre naciones y sus poblaciones. Las ciencias naturales, que deberían actuar como faros que guían a las personas hacia Allah, se han convertido en un motivo de la falta de fe de una manera nunca antes conocida. Ya que el Occidente se ha transformado en la fuente principal de este vacío religioso y debido a que el cristianismo ha sido la religión que mayor influencia ha recibido de esta incredulidad, el dialogo entre musulmanes y cristianos parece ser más que indispensable.

El objetivo del diálogo entre las religiones del mundo no es simplemente destruir el materialismo científico y el destructivo y materialista punto de vista de este mundo; más bien, la misma naturaleza de la religión demanda este diálogo. El Judaísmo, el Cristianismo y el Islam e incluso el Hinduismo y otras religiones del mundo reconocen la misma fuente para sus religiones e incluyendo también al Budismo, persiguen el mismo propósito. Como musulmán, reconozco a todos los Profetas enviados a lo largo de la historia y guardo creencia en ellos como principio esencial de ser musulmán. Un autentico musulmán es un discípulo de Abraham, Moisés, David, Jesús y el resto de Profetas. No creer en un Profeta o un Libro significa que uno no es un verdadero musulmán. De este modo reconocemos la Unidad y la unión básica de la religión, la cual es una sinfonía de las bendiciones y la misericordia de Allah y la universalidad de la fe en la religión. Por lo tanto la religión es un sistema de creencias que abraza todas las razas y credos, un camino que nos conduce a todos juntos a la fraternidad.

A pesar del modo en que sus adeptos llevan a la práctica su fe en sus vidas diarias, tales valores ampliamente aceptados como el amor, el respeto, la tolerancia, el perdón, la misericordia, los derechos humanos, la paz, la fraternidad y la libertad son ensalzados por la religión. La mayoría tiene su precedente más cercano en los mensajes transmitidos por Moisés, Jesús y Muhammad así como en los mensajes de Buda e incluso Zoroastro, Lao-Tzu, Confucio y los eruditos hindúes.

Poseemos una Tradición Profética unánimemente registrada en la literatura de los Hadiz en la que se dice que Jesús regresará cuando el fin del mundo esté cerca. No sabemos si reaparecerá o no físicamente pero lo que si entendemos es que valores tales como el amor, la paz, la fraternidad, el perdón, el altruismo, la misericordia y la purificación tendrán precedencia, como la tuvieron durante el mensaje profético de Jesús. Además, como Jesús fue enviado a los judíos y como todos los Profetas hebreos ensalzaron estos valores, será necesario establecer un diálogo con la comunidad judía así como una estrecha relación y cooperación entre Islam, Cristianismo y Judaísmo.

Existen muchos puntos en común en cuanto al diálogo entre devotos musulmanes, cristianos y judíos. Como señala Michael Wyschogrod, un profesor de filosofía de los Estados Unidos, hallamos tantas razones teóricas o de fe para musulmanes y judíos que se dirigen el uno al otro cada vez más cerca como las hay entre judíos y cristianos que estrechan sus lazos de amistad.[1] Es más, en la práctica y en la historia, en el mundo musulmán se tiene constancia de las buenas relaciones con la comunidad judía: No ha existido discriminación alguna, ni Holocausto, ni vulneración de los derechos humanos ni tan siquiera genocidio. Al contrario, los judíos han sido siempre bienvenidos en momentos de adversidad, como cuando el estado Otomano acogió a la comunidad sefardí después de que fueran expulsados de España en 1492.

Las dificultades de la comunidad musulmana en el diálogo

Las comunidades cristiana, judía y el resto de comunidades religiosas deben hacer frente a las dificultades intrínsecas del diálogo. Es por ello que me gustaría hacer una breve reseña de algunas razones por las que a los musulmanes les resulta difícil establecer el diálogo. Las mismas razones son las responsables del actual malentendido acerca del Islam.

En relación a los escritos de Fuller y Lessler, tan sólo en el último siglo un mayor número de musulmanes han sido asesinados por las potencias occidentales que la suma total de cristianos ejecutados por los musulmanes a lo largo de la historia.[2] Muchos musulmanes se inclinan en elaborar resultados más amplios y en creer que la política occidental está diseñada para debilitar el poder musulmán. Este hecho histórico ha hecho que incluso musulmanes educados y conscientes crean que Occidente está continuando su sistemática agresión de mil años de antigüedad contra el Islam, e incluso aún peor, mediante medios más sutiles y sofisticados. Por consiguiente, la llamada de la Iglesia al diálogo se enfrenta a una importante desconfianza.

Además, el mundo del Islam entro en el siglo XX, directa o indirectamente, bajo dominio europeo. El Imperio Otomano, el defensor y más importante representante de este mundo, se desmoronó debido a los ataques europeos. Turquía siguió las luchas de los pueblos frente al invasor extranjero con gran interés. Además de esto, los conflictos internos en Turquía entre el Partido Democrático y el Partido del Pueblo en la década de los 50 llevaron a cierto número de intelectuales y conservadores a pensar en el Islam como una ideología conflictiva y reaccionaria así como un sistema político en lugar de una religión que se dirige principalmente a nuestro corazón, nuestro espíritu y nuestra mente. La percepción del Islam como una ideología partidista en determinados países musulmanes, incluido Turquía, contribuye a esta impresión. Como resultado, el poder secular y parte de la sociedad empezaron a observar con recelo a todos los musulmanes así como las actividades islámicas.

El Islam es también contemplado como una ideología política, ya que fue el mayor impulsor y promotor de las guerras de independencia de los musulmanes. Por ello se la termino identificando como una ideología de la independencia de las naciones. La ideología tiende a separar mientras que la religión promueve la ilustración de la mente junto con la fe, la satisfacción y la tranquilidad del corazón, conciencia sensible a los sentimientos de los demás y percepción mediante experiencias reales. Mediante su propia naturaleza, la religión penetra en virtudes tan esenciales como la fe, el amor, la misericordia y la compasión. Reducir la religión a una rigurosa doctrina política y a una ideología de masas en pos de la independencia no ha hecho sino ahondar aún más las diferencias entre el Islam y el Occidente y ha provocado que el Islam sea malinterpretado.

La interpretación histórica del Islam por parte de la cristiandad también ha debilitado los ánimos de los musulmanes con respecto al dialogo interreligioso. Durante siglos los cristianos expusieron que el Islam fue una burda y distorsionada versión del Judaísmo y el Cristianismo y de la misma manera el Profeta fue considerado un impostor, un ordinario embaucador ingenioso, el Anticristo o un ídolo adorado por los musulmanes. Incluso en libros recientes le han presentado como alguien con ideas extrañas el cual creía que debía triunfar a toda costa y que empleo todos los medios posibles para alcanzar dicho éxito.

El diálogo es indispensable

El dialogo interconfesional es imprescindible hoy en día y el primer paso en establecerlo es olvidar el pasado, ignorar discusiones polémicas y dar prioridad a los puntos en común, que superan en número a los que dan pie a la polémica. En Occidente, algunos cambios de actitud hacia el Islam pueden verse en cierto número de intelectuales y clérigos. En concreto debería mencionar a Massignon , quien hace referencia al Islam con la expresión: «La fe de Abraham revivió con Muhammad».El creía que el Islam tiene una positiva y profética misión en el mundo post-cristiano, ya que: «Islam es la religión de fe. No es la religión de la fe natural en el dios de los filósofos sino de la fe en el Allah de Abraham, de Isaac y de Ismael, la fe en nuestro Allah. El Islam es un gran misterio de la Voluntad Divina». El cree en la autoría divina del Corán y en la Profecía de Muhammad[3].

La perspectiva occidental sobre nuestro Profeta también se ha suavizado. Junto con clérigos cristianos y hombres de religión, muchos pensadores occidentales además de Massignon, tales como Charles J. Ledit, Y. Moubarac, Irene-M. Dalmais, L. Gardet, Norman Daniel, Michel Lelong, H. Maurier, Olivier Lacombe y Thomas Merton transmiten su afecto al Islam y a nuestro Profeta y apoyan la llamada al diálogo.

Asimismo, lo que la declaración final del Concilio Vaticano II—que empezó el proceso del diálogo—dijo sobre el Islam no puede ser ignorado. Esto significa que la actitud de la Iglesia Católica ha cambiado ahora. En el segundo periodo del Concilio, el Papa Pablo VI indicó:

Por un lado, la Iglesia Católica está ampliando sus miras, mirando más allá del horizonte del Cristianismo. Se vuelve hacia otras religiones que preservan el concepto y significado de Allah como Único, Trascendental, Creador, Soberano del Destino y la Sensatez. Aquellas religiones que veneran a Allah con sinceridad y actos de devoción.

También indicó que la Iglesia Católica elogia la bondad, la verdad y las facetas humanas de estas religiones:

La Iglesia les reitera que en la sociedad moderna, para salvar el significado de la religión y la servidumbre hacia Allah—una necesidad de verdadera civilización—la propia Iglesia va a incidir en su papel de defensora de los derechos de Allah sobre los hombres.

 

Como resultado final, la declaración por escrito titulada «Una Declaración considerando las Relaciones de la Iglesia con respecto a las religiones no cristianas», el cual fue aprobado en el Concilio, declaró que:

En este mundo que se nos ha quedado pequeño y en el que las relaciones entre los individuos se han estrechado, la gente espera respuestas de las religiones acerca de los misteriosos enigmas de la naturaleza humana que ponen sus corazones en un puño.¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido y el propósito de la vida? ¿Qué es la bondad y la recompensa, qué es el pecado? ¿Cuál es la fuente y cuál el sentido del sufrimiento? ¿Cuál es el camino a la verdadera felicidad? ¿Qué es la muerte, cuál es el sentido del juicio después de la muerte y recibir tras éste los frutos de lo que hemos hecho en la Tierra? ¿Cuál es el misterio que rodea al comienzo y el fin de la existencia?.

 

Después de estipular que diferentes religiones intentan responder estas preguntas a su manera y que la Iglesia no rechaza todo el conjunto de valores del resto de religiones, el Concilio alienta a los cristianos a instaurar el diálogo con los miembros de otras religiones:

La Iglesia anima a sus niños, todos juntos en creencia y vivencia como cristianos, a conocer y apoyar con precaución, compasión, diálogo, y cooperación a aquellos que siguen otras religiones y les alienta a desarrollar sus valores espirituales, morales y socioculturales[4].

 

Otro punto a destacar es que el Papa Juan Pablo II admite en su escrito Cruzando el umbral de la Esperanza que son en realidad los musulmanes los que rinden culto de la mejor y más meticulosa manera. El recuerda a sus lectores que, en esta faceta, los cristianos deberían tomar ejemplo de los musulmanes.

Asimismo, el importante papel que el Islam tiene en este mundo moderno y la resistencia que ejerce a las ideologías materialistas ha dejado atónitos a muchos observadores occidentales. Las consideraciones de E. H. Jurji son muy significativas:

En su dignidad, su amor propio, su auto-subsistencia y su realista afán; en su lucha por la solidaridad frente al racismo y las ideologías marxistas, su vigorosa denuncia de la explotación así como en el discurso de su mensaje a los díscolos que menoscaban la humanidad, el Islam afronta el mundo moderno con un peculiar sentido de vocación. Sin ser confundido y desgarrado por sutilezas teológicas ni sepultado bajo una pesada carga dogmática, el sentido de su misión adquiere su fortaleza de una completa convicción de la relevancia del Islam[5].

 

Los musulmanes y Occidente han peleado entre si durante casi mil cuatrocientos años. Desde la perspectiva occidental, el, Islam ha amenazado y abierto muchas brechas en sus defensas, algo que todavía no ha sido olvidado. El hecho de que esta lucha esta llevando a los musulmanes a oponerse y mostrar animadversión con respecto al Occidente nunca va a beneficiar al Islam. Los medios de comunicación y de transporte modernos han transformado el mundo en una aldea global en la que las relaciones son interactivas. Occidente no puede desterrar al Islam de sus territorios y los ejércitos musulmanes no pueden seguir marchando contra Occidente.

Por otra parte, nuestro mundo está adquiriendo cada día más carácter global y ambas partes sienten la necesidad por dar concesiones mutuas en su relación. La comunidad occidental tiene la supremacía científica, tecnológica, económica y militar. Sin embargo, el Islam posee aún más factores de vital importancia: Islam, como representante del Corán y de la Sunna, ha salvaguardado la frescura de sus creencias, de su esencia espiritual, sus buenas obras y su moralidad tal y como se han desarrollado sin cambio alguno durante los últimos catorce siglos. Además, tiene el potencial de insuflar espiritualidad y vida en los musulmanes, adormecidos durante siglos así como en aquellos que se encuentran en las arenas movedizas del materialismo.

De la misma manera que la religión todavía no ha escapado del ataque agnóstico basado en la ciencia y la filosofía, nadie puede garantizar que esta tormenta no golpeara de nuevo en el futuro. Este y otros factores no permiten a los musulmanes percibir y presentar a la comunidad islámica tan sólo como una ideología política o un sistema político. Ni tampoco, a su vez, les permite considerar al Occidente, al Cristianismo, al Judaísmo e incluso otras grandes religiones como el Budismo desde una perspectiva histórica, definiendo sus actitudes de acuerdo a los hechos acaecidos en el pasado.

Cuando aquellos que adoptan el Islam como una doctrina política, más que una religión en su verdadero sentido y función, reconsideran sus autoproclamadas actividades islámicas y sus actitudes, en concreto las políticas, descubrirán que la fuerza principal es de motivo personal o el odio nacional, la hostilidad y motivos similares.

Si este es el caso, debemos aceptar el Islam y adoptar una actitud islámica como piedra de toque para el iniciar la acción, más que la opresiva situación actual. El Profeta definió a los verdaderos musulmanes como aquellos que no hieren a nadie con sus palabras o actos y quienes son los más fieles representantes de la paz universal. Los musulmanes viajan a lo largo del mundo con este sublime sentimiento que se aloja en lo más profundo de sus corazones y espíritus. Al contrario de infligir tormento y sufrimiento, son recordados como símbolos de confianza y seguridad. En sus ojos no se aprecia diferencia alguna entre trasgresión física y verbal, tales como la murmuración, las acusaciones falsas, el insulto y el ridículo.

Nuestro punto inicial ha de estar cimentado en pilares islámicos. Los musulmanes no pueden representar a un partidismo político e ideológico y luego dotarlo con características del Islam o incorporar meros deseos como ideas. Si podemos superar esta tendencia, la verdadera imagen de la comunidad islámica se conocerá. La actual imagen distorsionada del Islam, resultante de su incorrecta interpretación por parte de los musulmanes y los no musulmanes en su propio beneficio intimida a ambos.

Sydney Griffith señala un importante hecho que explica como el Occidente adopta una distorsionada visión del Islam: En las universidades estadounidenses no se enseña el Islam como una religión en las facultades de Teología y sin embargo se imparte como un sistema político en las facultades de Ciencias Políticas y de Relaciones Internacionales[6]. Tal percepción se encuentra entre sectores occidentalizados del mundo musulmán y entre no musulmanes de Asia y África. Aunque parezca mentira, muchos grupos que se consideran abanderados del Islam actualmente exportan esta imagen y la fortalecen.

Llamada Universal del Islam al diálogo

Hace catorce siglos el Islam hizo el más grande llamamiento ecuménico al mundo jamás antes visto. El Corán convoca a la gente del Libro (cristianos y judíos principalmente):

Di: « ¡Oh Gente del Libro! venid a una palabra común entre nosotros y vosotros: no adoramos a nadie más que a Allah; nosotros no le asociamos nada y no nos tomemos por señores los unos a los otros en lugar de Allah. Si dan la espalda decid: “Sed testigos de que nosotros somos Musulmanes—sumisos a la Voluntad de Allah— » 3:64

 

Este llamamiento, que se realizó en el noveno año después de la Hégira, comienza con la (no) en la afirmación de fe La ilaha illa Allah—no hay más dios que Allah—. Más que una orden a hacer algo positivo es una llamada a no hacer ciertas cosas, y así los seguidores de la religión revelada pueden su mutua separación. Representa la declaración más amplia en la cual miembros de todas las religiones pueden estar de acuerdo.

En caso de que fuera rechazada, los Musulmanes responderían: «Tu religión es para ti, mi religión es para mi» 109:6, lo que quiere decir que si no te sometes a esta llamada, nosotros nos someteremos a Allah. Continuaremos en el camino que hemos aceptado seguir y dejaremos que sigas el que tú escojas. Elmalili Hamdi Yazir, un famoso intérprete turco del Corán dijo:

Ha sido demostrado como varias conciencias, naciones, religiones y libros pueden unificarse en una conciencia esencial y en una palabra de verdad y como el Islam enseña el reino humano como el extenso, nítido y verdadero camino de la salvación y del derecho a la libertad. Se ha expuesto que esto no está limitado tan sólo a los árabes o los que no lo son. El progreso de la religión no es posible para aquellos de mente estrecha y apartados de los demás sino para las conciencias que son universales y comprensivas[7].

El Islam nos proporcionó esta amplitud de conciencia, este despejado camino de salvación, este derecho a la libertad como regalo. Bediüzzaman Said Nursî, explicó la vasta repercusión del Islam en una observación contemplativa que tuvo en la Mezquita de Beyazid:

Yo pensé acerca del pronombre «nosotros» en el versículo: Tan sólo a Ti nosotros servimos y tan sólo a Ti nosotros imploramos ayuda (1:5), y mi corazón buscó el motivo de porqué «nosotros» fue utilizado en lugar de «yo». De repente descubrí la virtud y el secreto de la oración en congregación gracias a este pronombre «nosotros».
Observe que al rezar junto con la congregación en la Mezquita de Beyazid cada individuo venía a ser una clase de intercesor para mí y durante todo el tiempo que recite el Corán allí, todos testificaron por mi. Obtuve el valor de esta gran e intensa servidumbre para presentar mi insuficiente servidumbre a la Corte Divina.
De repente otra realidad se desveló si misma: Todas las mezquitas de Estambul unidas vinieron bajo la autoridad del Beyazid. Tuve la impresión de que ellos me confirmaban en mi causa y me incluían en su oración. En ese momento vi por mi mismo en esta mezquita terrenal, en filas formando círculos alrededor de la Kaba. Dije: «Alabado sea el Señor de los mundos. Tengo tantos intercesores; todos nosotros estamos diciendo lo mismo en nuestros rezos y ellos me corroboran».
Como esta realidad fue revelada, sentí que estaba rezando ante la sagrada Kaba, así que tomando ventaja de la situación cogí aquellas filas de fieles y testigos y dije: «Atestiguo que no hay más dios que Allah y que el Profeta Muhammad es su mensajero». Confié este testimonio de fe a la Piedra Negra. Mientras dejaba esta verdad, otra se revelaba, vi que la congregación en la que estaba se había separado en tres círculos.
El primer círculo fue un gran grupo de creyentes musulmanes y aquellos que creían en la Existencia de Allah y en su Unidad. En el segundo círculo observe a todas las criaturas ejecutando la gran oración e invocación de Allah. Cada especie estaba ocupada con su única invocación y sus letanías a Allah y yo estaba entre esta congregación. El tercer círculo tenía un prodigioso reino que era pequeño en su exterior, pero en realidad, grande desde la perspectiva del deber de su ejecución y su calidad. Desde los átomos de mi cuerpo hasta los sentidos externos había una congregación ocupada con servidumbre y gratitud.
Brevemente, el pronombre «nosotros» en la expresión «nosotros adoramos» señaló a esos tres grupos. Yo imaginé a nuestro Profeta, que la Paz y las bendiciones sean con Él, como el traductor y el propagador del Corán, dirigiendo a la humanidad en Medina y diciendo: «¡Oh humanidad, venerad a vuestro Señor!» (2:21).
Como el resto del mundo, yo escuché su orden en mi espíritu y como yo, todos en el tercer grupo, respondimos: «Tan sólo a Ti nosotros servimos»[8].

 

Como relacionarse con los fieles de otras religiones

En el Corán Allah expresa: «Este es el Libro, en donde no hay duda alguna; una guía para aquellos que temen Allah» (2:2). Más tarde se explica que estos piadosos son aquellos: «Quienes creen en lo No-Visto, son constantes en la oración y dan limosna de lo que Nosotros les hemos proveído; y quien cree en lo que les hemos enviado y lo que fue enviado antes que vosotros, y (en sus corazones) tienen la seguridad del Más Allá » (2:3-4). Al principio el Corán, utilizando un estilo indirecto amable y ligero llama a la gente a aceptar a los primeros Profetas y sus Libros. Observando tal condición al inicio de Corán, ésta me parece muy importante, especialmente en el asunto de establecer un diálogo entre creyentes de diferentes religiones.

En otro versículo Allah ordena: «Y no discutáis con la gente del Libro, a no ser con buenos modales (más que meras disputas)» (29:46). Aquí el Corán describe como proceder. La visión de Bediüzzaman Said Nursî es significativa: «Cualquiera que es feliz acerca de la derrota de su oponente en un debate no es piadoso». El explica aún más: « No ganáis nada con esta derrota, si fuerais derrotados y el otro resultara victorioso, entonces habríais corregido uno de vuestros errores».

El debate debe permitir que la verdad se revele y no utilizarlo para aumentar nuestro ego y nuestro orgullo. Así: «Allah no os prohíbe que seáis buenos y equitativos con quienes no han combatido contra vosotros por causa de vuestra Fe y os han expulsado de vuestros hogares: Allah ama a los que son justos». (60:8)

Algunos versos coránicos critican a la gente del Libro por un comportamiento equivocado, pensamientos desacertados, resistencia a la verdad, promover la hostilidad y características indeseables. La Biblia contiene incluso críticas aun más duras. Sin embargo, inmediatamente después de estas severas criticas, el Corán utiliza bellas palabras para despertar los corazones a la verdad y a sembrar la esperanza. Además, previene y critica algunas actitudes y comportamientos encontrados entre los judíos, cristianos y politeístas que también podrían ser transmitidas a los musulmanes. Tanto los Compañeros como los comentaristas del Corán están de acuerdo con esto.

Las religiones reveladas por Allah se oponen enérgicamente al desorden, la traición, los conflictos y la opresión. El Islam literalmente significa «paz», «seguridad» y «bienestar». Por naturaleza basado en la paz, la seguridad y en la armonía del mundo considera la guerra y los conflictos como aberraciones que deben estar bajo control. Con la excepción de que se realice en defensa propia, como lo hace el cuerpo humano intentando defenderse del ataque de los gérmenes. Sin embargo la defensa propia debe seguir ciertas pautas. El Islam siempre alienta la paz y la bondad. Considerando la guerra un percance, estableció reglas para equilibrarla y limitarla. Por ejemplo, toma la justicia y la paz mundial como la base de su revelación, como en: «No permitas que el odio de los demás te desvíen y que te aparten de la justicia» (5:8). El Islam desarrolló una línea de defensa basada en principios que protegen la religión, la vida, la propiedad, la mente y la reproducción. El sistema legal moderno también lo ha realizado.

El Islam le otorga el más alto valor a la vida humana. Considera matar a una persona como matar a toda la humanidad, ya que un asesinato da pie a pensar que cualquiera puede ser asesinada. El hijo de Adán, Caín, fue el primer asesino. Aunque sus nombres no se mencionan específicamente en el Corán o en la Sunna, la Biblia da más detalles de este evento, en el que un malentendido entre Caín y Abel resultó que Caín matara a Abel injustamente en un ataque de ira. Y entonces comenzó la época del derramamiento de sangre. Por esta razón un hadiz reproduce al Mensajero de Allah diciendo: «Si una persona es asesinada injustamente, parte del pecado por dicho asesinato será atribuido a Caín, el hijo de Adán, ya que él mostró este camino de asesinato injusto a la humanidad».[9] El Corán también establece que alguien que asesina a una persona injustamente en realidad ha asesinado a toda la humanidad y quien salve a alguien habrá salvado a toda la humanidad (5:32).[10]

El Amor, la Compasión, la Tolerancia y el Perdón: Los Pilares del diálogo

La religión prescribe el amor, la compasión, la tolerancia y el perdón. Por ello, me gustaría decir unas cuantas palabras relacionadas con estos fundamentales valores universales.

El amor es el elemento más esencial de una persona, es la luz más radiante, un gran poder que puede resistir y vencer cualquier fuerza. El amor eleva a cada alma que lo asimila y lo prepara para el viaje a la eternidad. Aquellos que hacen contacto con la eternidad a través del amor trabajan para implantar en el resto de las almas lo que han recibido de la eternidad. Ellos dedican sus vidas a este sagrado deber y soportan cualquier penuria por su gloria. De la misma manera que dicen en sus últimos alientos, también respiran «amor» mientras son elevados en el Día del Juicio Final.

El altruismo, un sentimiento humano elevado, genera amor. Aquel que comparta en mayor medida este amor es el héroe más grande de la humanidad, alguien que se deshace de cualquier sentimiento personal de odio y rencor. Tales héroes continúan viviendo aún después de su muerte y durante su vida son bienvenidos y amados por la gente.

El amor es la manera más directa de llegar al corazón de una persona, es el camino de los Profetas. Aquellos que siguen este camino no son rechazados. Aún si algunos los rechazaran, muchos más les darían la bienvenida. Una vez que hayan sido acogidos a través del amor siempre alcanzarán su objetivo.

Todo habla de y promete la compasión. Por eso, el universo se puede consideran una sinfonía de compasión. Mostrar la compasión a todo ser viviente es un requisito del ser humano. La compasión exalta a la gente, por ejemplo, nosotros oímos del Profeta que una prostituta entró al Paraíso porque ella dio agua a un perro que moría de sed, mientras otra mujer entro al Infierno porque permitió que un gato muriera de hambre.

Perdonar es también una gran virtud. Decimos: «Los errores de los jóvenes, indulgencia de los mayores». Ser perdonado significa restitución, regresar a la esencia y encontrarse con uno mismo otra vez. Por esta razón, la más agradecida acción desde el punto de vista de la Infinita Misericordia es la actividad perseguida entre las palpitaciones del regreso y la búsqueda.

La Creación fue introducida en la misericordia a través de la humanidad. Tal y como Allah mostró Su atributo de misericordia mediante los individuos, Él otorgó la belleza de la compasión a sus corazones. Mientras Adán repartió un soplo de su esencia a través de su pecado, fue la misericordia de Allah la que le elevó a su profecía.

Siempre que te apartes del camino, buscando la misericordia y superando la vergüenza del pecado personal nos permite obtener infinita misericordia y para pasar por alto los pecados de los demás. Jesús una vez dijo a una muchedumbre sedienta de sangre: «Permítele a él, puro y sin pecado lanzar la primera piedra». Si entendemos esto como podemos «lapidar» a otros.

La maldad y el odio convirtieron a la tierra en el abismo del Infierno. Debemos llevar la misericordia a aquellos a quienes los problemas los empujaron al abismo. Los excesos de aquellos quienes no tienen misericordia o tolerancia, hicieron de los anteriores siglos los más horribles de todos. De esta manera el mayor regalo que la generación actual puede proporcionar es enseñar a sus hijos como perdonar y ser tolerantes.

Deberíamos ignorar las faltas de los demás, respetar diferentes ideas y perdonar lo que es perdonable. Nos corresponde hacer esto para acariciar los corazones y beneficiarnos de las ideas contradictorias que nos obligan a mantener nuestro corazón, espíritu y conciencias en buena estado.

La tolerancia es el más primordial de los elementos que forman los sistemas morales y una importantísima fuente de disciplina y virtud espiritual. El trato de Allah pasa a través del prisma de la tolerancia y nosotros esperamos que nos abrace junto con toda la creación. Este abrazo es tan amplio que incluso un borracho de pronto se liberó a si mismo y llegó a ser un Compañero del Profeta y un asesino se convirtió a la verdad y alcanzó los rangos más altos.

Nosotros esperamos amor, respeto, tolerancia, misericordia, libertad y afecto, especialmente de Allah. Pero, ¿podemos esperar esto si no ofrecemos primero lo mismo a los demás?

La última palabra

Aquellos que quieren reformar al mundo deben primero reformarse a si mismos, purificar sus mundos internos de odio, rencor, celos y adornarlos con virtud. Aquellos que carecen de autocontrol, autodisciplina y sentimientos puros pueden parecer atractivos e insignificantes al principio. Sin embargo lo que ellos inspiran en otros desaparece rápidamente.

La bondad, la belleza, la veracidad y la virtuosidad son la esencia del mundo y la humanidad. Ocurra lo que ocurra, el mundo un día encontrará esta esencia. Nadie puede evitar esto.


[1] Ismail R.Faruqi, Ibrahimi Dinlerin Diyalogu (Traduc.).Estambul, 1993, págs. 51-53104
[2] Graham E.Fuller e Ian O.Lessler, Kusatilanlar-Islam ve Bati’nin Jeopolitigi (Traduc.). Estambul, 1996, 41-43.
[3] Sydney Griffith, «Sharing the faith of Abraham: The “credo” of Louis Massignon», Islam and Christian––Muslim Relations 8:, no.2, 1997; «Thomas Merton, Louis Massignon, and the Challenge of Islam», The Merton Annual,vol.3, 1990.
[4] Suad Yildirim, «Kiliseyi Islam ile Diyalog Istemege Sevkeden Sebepler(Las razones que animan a la Iglesia a entablar Diálogo con el Islam)», Yeni Ümit, 16:7.
[5] Abu’l-Fazl Ezzati, Islam’nin Yayilis Tarihine Giris(Trad.),Estambul, 1984, 348
[6] Sidney Griffith, Zaman. Griffith es director del Instituto de estudios orientales y cristianos en la Universidad Católica de America además de un sincero partidario del diálogo entre las comunidades musulmanas y cristianas.
[7] Elmalili Hamdi Yazir, Hak Dini Kur’an Dili (El Corán, la Lengua de la Religión Verdadera), Estambul, 2:1131-32
[8] Said Nursi, Mektubat (Las Cartas), 29ª Carta, 6º Proverbio, Estambul
[9] Sahih al-Bujari, «Diyat» 2; «Enbiya» 1; Muslim, «Kasame» 27.
[10] Sahih al Bujari, «Diyat» 2.