La Veracidad

La veracidad es una de las piedras angulares de la Misión Profética. Ninguna mentira o engaño, explícito o implícito, fueron jamás oídos en ellos. El Corán declara: Y menciona a Abraham en el Libro. Fue en verdad un hombre sincero y veraz, un Profeta (19:41); También menciona a Ismael en el Libro. Siempre fue fiel a su promesa y fue un Mensajero, un Profeta (19:54); Y menciona a Idris en el Libro. Fue en verdad un hombre sincero y veraz, un Profeta. Le alzamos a una elevada estación (19:56-57). También leemos en el Corán que un prisionero le dijo al profeta José: «¡José, oh hombre veraz!» (12:46).

Los Profetas tuvieron que ser dotados con el don de la veracidad, ya que Dios quiere que todo el mundo sea veraz, y ensalce a los veraces: ¡Oh vosotros que creéis! Apartaos de la desobediencia a Dios con veneración a Él y piedad y estad en compañía de los veraces (aquellos que también son fieles a su pacto con Dios) (9:119), y Sólo aquellos son los creyentes que verdaderamente creyeron en Dios (como la Única Deidad, Señor, y Soberano), y (creyeron en) Su Mensajero (incluyendo todo lo que ha traído de Dios), y luego nunca han dudado (de la verdad de lo que han atestiguado), y se esfuerzan con su riqueza y personas en la causa de Dios. Aquellos son los veraces y sinceros (en su profesión de fe) (49:15).

El Corán enaltece a los creyentes que, sin vacilación, cumplen con sus promesas:

Entre los creyentes se dan hombres (de gran valor) que han sido fieles a su alianza con Dios: entre ellos se dan aquellos que han cumplido con su promesa (permaneciendo firmes hasta la muerte), y aquellos que están esperando (su cumplimiento). Nunca han cambiado en modo alguno (33:23).

Este versículo alaba a los héroes de Uhud, que fue un punto de inflexión en la historia del Islam. Tras ser derrotados en la Batalla de Badr, los incrédulos de la tribu de Quraish, en represalia, pasaron un año entero preparándose para un ataque mortal contra los musulmanes. Encontrándose en la ladera del monte Uhud, a unos pocos kilómetros de Medina, los musulmanes resultaron victoriosos en un principio y los quraishíes comenzaron a huir. En este momento crucial, los arqueros que el Mensajero de Dios había ubicado en el paso de Aynayn abandonaron sus posiciones, a pesar de la orden del Profeta, y persiguieron al enemigo. Jalid ibn Walid, el comandante de la caballería enemiga, aprovechó esta oportunidad para sorprender a los musulmanes por la retaguardia. En consecuencia, los musulmanes retrocedieron. Figuras notables como Hamza, Mus‘ab ibn Umayr, Abdullah ibn Yahsh y Anas ibn Nadr fueron martirizadas. Incluso el Profeta resultó herido.

Anotemos aquí que durante la batalla, el Mensajero de Dios, el Profeta del perdón y la misericordia, que fue enviado como una misericordia para la creación, levantó las manos hacia el cielo y, mientras sangraba profusamente, pidió que el enemigo fuera perdonado: «¡Señor Mío! ¡Perdona a mi gente, ya que ellos no saben».[56]

Anas ibn Nadr era el tío de Anas ibn Malik, el siervo del Mensajero de Dios. Aunque había jurado lealtad al Profeta en Aqaba antes de emigrar a Medina, por alguna razón no había luchado en Badr. Se arrepintió de esto diciéndole a Muhammad: «¡Oh Mensajero de Dios! Si Dios nos permite enfrentarnos una vez más a ellos, verán qué sufrimientos les inferiré!» Él luchó sin miedo en Uhud, sobre todo cuando los musulmanes sufrieron un revés. Justo antes de ser martirizado, le dijo a Sad ibn Muaz, sonriéndole: «Juro por Dios que siento el olor del Paraíso detrás de Uhud».

El Corán ensalza en el mencionado versículo (33:23) a los mártires que cumplieron su promesa a Dios de seguir a Su Mensajero, así como a otros que esperan el martirio, para mostrar que eran fieles a su palabra. No son los únicos ensalzados aquí; se menciona a todos aquellos que cumplieron con su palabra.

El Mensajero de Dios era conocido como una persona veraz incluso antes del Islam. Los habitantes de La Meca, hasta los incrédulos, le llamaron «Al-Amin» (el veraz, digno de confianza). Incluso sus enemigos nunca lo acusaron de mentir tras proclamar él su Misión Profética. Después del Tratado de Judaybiya (6 H)[57], el Mensajero de Dios envió cartas a los soberanos de los países vecinos. El emperador bizantino Heraclio recibió la suya en Siria cuando una caravana comercial de La Meca, dirigida por Abu Sufyan estaba en el área de Damasco. El emperador llamó a éste y tuvo lugar la siguiente conversación:

  • ¿Sus seguidores proceden de la élite o de los pobres?
  • De los pobres.
  • ¿Ha renegado alguien después de convertirse?
  • Todavía no.
  • ¿Sus seguidores aumentan o disminuyen?
  • Aumentan diariamente.
  • ¿Le has oído alguna vez decir una mentira?
  • No, nunca.

Las respuestas de Abu Sufyan, que era entonces el enemigo más implacable del Islam, hicieron que el emperador reconociera la posición de Muhammad: «Es inconcebible para quien nunca ha dicho nada falso en toda su vida que inventara mentiras contra Dios».[58] ¡Cuánta razón tenía! ¿Por qué un creyente que nunca había dicho una mentira, ni en broma, de repente comenzaría a decirlas, sobre todo contra Dios, cuando tiene cuarenta años y está cerca de la tumba?

Los habitantes de La Meca convinieron unánimemente en que el Mensajero de Dios era una persona veraz. Una vez, antes de su conversión, Yasir preguntó a su hijo Ammar adónde iba. Ammar dijo que iba a ver a Muhammad. Estando totalmente satisfecho con la seguridad de su hijo mientras estaba con Muhammad, él contestó: «Muhammad es una persona digna de confianza. La gente de La Meca lo reconoce así. Si él reclama ser Profeta, debe de decir la verdad, ya que nadie le ha oído nunca decir una mentira».

El Mensajero de Dios siempre animaba a la veracidad, como puede desprenderse de sus palabras anotadas en los siguientes hadices:

  • Prometedme seis cosas y os aseguraré el Paraíso: Decid la verdad, cumplid vuestras promesas, no traicionéis la confianza, permaneced (sexualmente) castos, no miréis lo que está prohibido y evitad lo ilícito.[59]
  • Abandonad lo que despierta vuestras sospechas y seguid lo que es seguro. La veracidad da la satisfacción; las mentiras son causa de sospechas.[60]
  • Buscad la veracidad aun cuando ésta pueda arruinaros.[61]
  • Siempre decid la verdad, ya que ésta dirige a la piedad absoluta y la piedad conduce al Paraíso. Aquellos que siempre dicen y persiguen la verdad son registrados por Dios como veraces. No mintáis, ya que esto os dirige a la pecaminosidad y la pecaminosidad conduce al Fuego del Infierno. Aquellos que siempre dicen mentiras son registrados por Dios como mentirosos.[62]

Debido a su veracidad, el Mensajero de Dios se elevó a un nivel tan alto que su proximidad a Dios es expresada metafóricamente en el Corán así: Luego, se acercó más y más. Así estaba (tan cerca que sólo había quedado la distancia entre) las cuerdas de dos arcos (puestos uno al lado del otro) o incluso más cerca (que eso) (53:8-9).

La veracidad siempre trae la salvación, aunque esto cause nuestra muerte. Morimos debido a la veracidad tan sólo una vez, mientras que cada mentira que decimos es una clase diferente de muerte. Uno de los mejores ejemplos de esto es el caso de Kab ibn Malik, un poeta famoso que juró lealtad al Mensajero de Dios en Aqaba. Aunque él había participado en casi todas las batallas, se ausentó en la Campaña de Tabuk sin una excusa justificada.

La Campaña de Tabuk fue muy dura. Ocurrió en pleno verano y, lo que es más, contra el Imperio Bizantino. Aunque el Mensajero de Dios siempre guardaba en secreto el destino de tales campañas, esta vez lo anunció y quiso que cada creyente participara. Kab hizo sus preparativos, pero, en el último momento, una inusitada negligencia le impidió unirse al ejército.

Cuando el Mensajero de Dios volvió de la campaña, preguntó a aquellos que no habían luchado por qué se habían quedado en sus casas. Los hipócritas mintieron y pusieron excusas, pero Kab, como no podía mentir, dijo la verdad. El Mensajero de Dios le dijo que se marchara. A partir de entonces, Kab y otros dos creyentes que habían cometido el mismo acto fueron marginados. Según la orden del Mensajero de Dios, ningún musulmán se encontró con ellos ni les habló. Ellos se arrepintieron públicamente, suplicando a Dios el perdón, durante cincuenta días. Después, fue revelado esto:

Y (se dirigió en misericordia también) a los tres que se quedaron atrás y cuyos casos han sido pospuestos (porque no tomaron parte en la Campaña de Tabuk). (Sintieron tanto remordimiento que) la Tierra fue demasiado estrecha para ellos a pesar de su vastedad, sus propias almas les parecían sumamente constreñidas y llegaron a percibir plenamente que no existe más refugio de Dios excepto en Él mismo. Entonces, Él se dirigió hacia ellos con misericordia para que pudieran retractarse y recobrar su estado anterior (en el Islam). En verdad, Dios es el Único que verdaderamente corresponde con generoso perdón y recompensa adicional a cambio del arrepentimiento, el Compasivo (especialmente hacia Sus siervos creyentes) (9:118).

Después de esta revelación, Kab ibn Malik contó al Mensajero: «Fui perdonado por decir la verdad. Prometo seguir diciendo la verdad mientras viva».[63]

La veracidad es el eje de la Misión Profética. No podía ser de otra manera, ya que si un Profeta mintiera, todo lo relacionado con la Religión Divina estaría desprestigiado. Basta una sola mentira para poner en duda una misión. Por eso Dios declara:

Si él (el Mensajero) se hubiera atrevido a inventar algunos dichos falsos atribuyéndolos a Nosotros, sin duda lo hubiéramos agarrado con fuerza, después no cabe duda de que le hubiéramos cortado la yugular. Entonces nadie de entre vosotros hubiera podido protegerlo y salvarlo de Nosotros (69:44-47).

El Profeta nunca mintió ni rompió su promesa ni antes ni durante su Misión Profética. Un Compañero recordaba:

Antes de que fuera un Profeta, quedamos en encontrarnos en algún lugar. Pasaron, sin embargo, tres días desde la hora de la cita y entonces la recordé. Cuando me apresuré al lugar del encuentro reconocí al Profeta, allí estaba todavía esperando por mí ni enfadado ni furioso conmigo. Su única reacción fue decir: «Bueno, joven, me has ocasionado algunos problemas, he estado aquí esperando por ti durante tres días».

Algunas de Sus Predicciones

La gente normal puede establecer la veracidad de lo que dice por la imposibilidad de su detractor para presentar pruebas en contra. En el caso de un Profeta que ha traído un sistema universal Divino, la gente espera más. Quieren explicaciones y reglas para todo: la teología, la ley, la sociología, la psicología humana, la economía, la historia, y así sucesivamente. Además, un Profeta debe ser reconocido como veraz en todos estos campos.

Las explicaciones del Mensajero de Dios acerca de la teología (Esencia, Atributos y Nombres Divinos) son tales que los filósofos, los eruditos religiosos y los santos no pueden competir con él. En cambio, estudian sus explicaciones y tratan de percibir las verdades que hay tras ellas. Además de esto, trató los asuntos más sutiles del Destino y del libre albedrío humano tan hábilmente y de forma tan convincente que si este conocimiento es ignorado, nos resultará imposible un entendimiento verdadero de tales asuntos.

Lo que él dijo sobre antiguas naciones y Profetas anteriores ha sido confirmado por la investigación histórica y por los seguidores de las Escrituras anteriores. A pesar de su analfabetismo —nunca disfrutó de la ventaja de ser enseñado por otra persona— estableció el sistema más justo, racional y práctico conocido en la historia. La civilización islámica, que se basó en este sistema, permitió a una gran parte de la humanidad experimentar la felicidad verdadera durante siglos. En efecto, el sistema universal de vida que le fue revelado sigue ofreciendo una alternativa única para nuestro futuro en general. El mundo feliz del futuro será construido sobre sus principios.

De cien de sus predicciones, la gran mayoría de las cuales ya se han realizado, me gustaría presentar una selección para mostrar su veracidad en esta materia.

‘Umar relata que un día el Profeta subió al púlpito después de la Oración del amanecer y habló sobre casi todas las cosas sucedidas desde la creación del mundo hasta el Último Día. Mencionó ciertos acontecimientos pasados y lo que acontecerá a la humanidad hasta aquel Día. Estas predicciones demuestran que su maestro era Dios el Omnisciente, y que él relataba sólo lo que le había sido revelado. Antes de dar ejemplos específicos, debemos clarificar algunos puntos acerca del conocimiento de Lo Oculto.

El conocimiento de lo Invisible

El concepto de Lo Oculto pertenece a lo que es suprasensorial y metafísico, o hasta metacósmico. En este sentido, el pasado, el futuro, y todas las cosas más allá de los sentidos comunes humanos, son incluidos en el concepto de Lo Oculto, siempre que ciertas indicaciones concretas no hayan sido manifestadas. En un sentido más estricto de la palabra, Lo Oculto pertenece sólo al futuro. Este segundo sentido es usado en la sección siguiente, donde pienso centrarme en sus predicciones.

El conocimiento de Lo Oculto es, en primer lugar, posible sólo con Dios. Como leemos en el Corán:

Con Él se encuentran las llaves de Lo Oculto. Nadie las conoce salvo Él. Y conoce todo cuanto hay en la tierra y en el mar; y no cae una sola hoja sin que Él no lo sepa; y no existe grano que esté en las oscuras capas de la tierra, y nada verde o seco, que no se halle (escrito) en un Libro Manifiesto (6:59).

Di (a ellos, Oh Mensajero): «(Queréis que haga milagros. Sin embargo,) nunca os digo que tengo en mi poder los tesoros de Dios, que conozco Lo Oculto o que soy un ángel. Sólo sigo lo que me ha sido revelado». Y di: «¿Acaso son semejantes el ciego y el que ve? ¿Es que no vais a reflexionar?» (6:50).

Di: «No está en mi poder (beneficiar o perjudicar) a no ser que Dios lo quiera (y me lo permita), no puedo beneficiarme ni perjudicarme. Si tuviese conocimiento de Lo Oculto, siempre estaría acumulando ganancias (sin pérdida alguna) y ninguna adversidad me habría afectado. Sólo soy un advertidor (contra las nefastas consecuencias del extravío) y un portador de buenas nuevas (de prosperidad a cambio de la fe y de la rectitud) para los individuos que creerán y aquellos que profundizarán en la fe» (7:188).

¿Significa esto que nadie puede obtener una parte de este conocimiento? Para responder a esta pregunta, debemos considerar los siguientes puntos:

  • Tengamos lo que tengamos (la salud, el conocimiento, el poder), esencialmente pertenece a Dios y es, en consecuencia, de Dios. No tenemos ningún poder salvo aquel que Él nos ha dado, y ningún conocimiento salvo aquel que Él nos ha enseñado o nos ha permitido aprender. Vemos y oímos porque Él lo hace posible. Entonces, los versículos no excluyen a la gente totalmente de la adquisición de alguna parte de este conocimiento, pero sólo si Él lo permite.
  • El concepto de Lo Oculto se relaciona con el futuro y el pasado. El Corán presenta las historias de las antiguas naciones como historias de Lo Oculto. La investigación histórica nos informa del pasado.
  • Muchas personas, por medio de la Voluntad Divina, pueden ver una parte del futuro en sueños u otras formas que no están al alcance de este libro.
  • El Corán, como el Universo y la humanidad, es una entidad orgánica, ya que cada versículo está interrelacionado con los demás. Así el intérprete prioritario del Corán en sí es el propio Corán. Lo que significa que una comprensión completa y verdadera de un versículo depende de la comprensión de todos los otros versículos relevantes. Es un principio fundamental, y explícitamente declarado, que el conocimiento de Lo Oculto, como el poder, la vista y el oído, pertenecen a Dios. Sin embargo, Él revela algo de este conocimiento a un Mensajero elegido por Él:

(Él únicamente es) el Conocedor de Lo Oculto (lo que está más allá de la percepción humana), y no revela Lo Oculto de Él a nadie. Salvo a un Mensajero a quien ha elegido (y está complacido con él —Él le informa sobre Lo Oculto tanto como Su Voluntad dispone—); y envía un guardia vigilante ante él (entre él y su audiencia) y un guardia vigilante detrás de él (entre él y el origen de la Revelación) (72:26-27).

Dios reveló muchos secretos a Su Mensajero, quien después contó a su gente aquello que debía saber. El número de sus predicciones, referidas en libros auténticos del Hadiz excede a trescientas, clasificadas en tres categorías: de su propio tiempo, acontecimientos después de su muerte, y explicaciones milagrosas que pueden ser entendidas sólo en aproximación al desarrollo científico.

Predicciones: Su Propio Tiempo

  • Como se relata en todos los irrefutables libros del Hadiz, incluido el Sahih al-Bujari, un día el Mensajero de Dios subió al púlpito, pronunció el sermón, y luego conminó a los fieles a preguntarle lo que desearan. Así lo hicieron. Un hombre joven llamado Abdullah se levantó y le preguntó quién era su propio padre. Ya que las relaciones sexuales estaban generalizadas en tiempos preislámicos, de este hombre joven se decía que su padre era otro distinto de Huzafa al-Sahmi, al que llamaba padre. El Mensajero de Dios le dijo que su padre era Huzafa al-Sahmi. Libre ya de las acusaciones infundadas, Abdullah se sintió liberado y a partir de entonces fue llamado Abdullah ibn Huzafa al-Sahmi.
  • La gente siguió preguntando hasta que, finalmente, ‘Umar, notó el enfado del Mensajero de Dios,[64] se levantó y dijo: «Nos alegramos con Dios como nuestro Señor, con el Islam como nuestra Religión, y con Muhammad como nuestro Mensajero». Esto alivió al Profeta y bajó del púlpito.[65] Este acontecimiento ocurrió ante todos los Compañeros, y según se relató, nadie contradijo lo que él afirmó.
  • ‘Umar relata en una narración registrada en Sahih al-Muslim: Antes de comenzar la Batalla de Badr, el Mensajero de Dios anduvo alrededor del campo de batalla y señaló algunas posiciones, diciendo: «Abu Yahl caerá muerto aquí, Utba aquí, Shayba aquí, Walid aquí, y así sucesivamente». Juro por Dios que después de la batalla encontramos sus cadáveres en aquellos exactos sitios.[66]
  • Ahmad ibn Hanbal relata: Un día, el Mensajero de Dios estaba sentado en la mezquita con sus Compañeros. Él les dijo: «En unos minutos, vendrá un hombre con una cara brillante. Él es uno de los mejores entre la gente de Yemen, y tiene sobre su frente la huella de la mano de un ángel». Después de un rato el hombre vino y, arrodillándose ante el Mensajero de Dios proclamó su conversión. Él era Jarir ibn Abdillah al-Bayali.[67]
  • En su Dalail An-Nubuwwah, Bayhaqi relata que Abu Sufyan se hizo musulmán durante la conquista de La Meca, pero la fe aún no se había establecido firmemente en su corazón. Mientras el Mensajero de Dios estaba circunvalando la Kaba, se le ocurrió a Abu Sufyan el siguiente pensamiento: «Me pregunto qué pasaría si yo formara un nuevo ejército para enfrentarme a este hombre una vez más». Apenas él pensó esto, el Mensajero de Dios se le acercó y le dijo: «Si lo haces, Dios te derrotará otra vez».[68] Esto fortaleció la fe de Abu Sufyan, y pidió el perdón de Dios. Finalmente entendió que Dios el Omnisciente había iluminado al Mensajero.
  • Tal y como se relata en los libros fidedignos del Hadiz, Umayr ibn Wahb, conocido como «un hombre diabólico» antes de su conversión, se confabuló con Safwan ibn Umayya para matar al Mensajero de Dios. Fue a Medina para este fin fingiendo que era musulmán. Lo llevaron a la mezquita. Sin embargo, como los Compañeros no tenían ninguna confianza en él, formaron un círculo protector alrededor del Mensajero de Dios. El Mensajero preguntó a Umayr por qué había venido a Medina. Las mentiras de Umayr no pudieron convencer al Mensajero de Dios, que finalmente le dijo: «Como tú no dices la verdad, la diré yo. Te has confabulado con Safwan para matarme a cambio de cien camellos». Umayr sufrió una conmoción por la veracidad de esta respuesta y se hizo musulmán. Se hizo un musulmán tan profundamente comprometido con el Islam que los otros Compañeros le llamaron «el devoto más ascético del Islam».[69]

Predicciones: El Futuro Cercano

Bujari y Muslim relatan de Usama: «Un día yo estaba con el Mensajero de Dios sobre el tejado de una casa alta de Medina. Él echó un vistazo a su alrededor y me dijo: “Puedo ver acontecimientos sediciosos y conflictos internos diluviando entre vuestras casas”».[70]

‘Umar temía que el desorden y la sedición pudieran aparecer en la comunidad musulmana. Un día, durante su califato, ‘Umar preguntó sobre estas amenazas a Huzayfa ibn al-Yemeni, a quien el Mensajero había revelado cosas secretas tales como acontecimientos del futuro y quiénes eran los hipócritas. Él respondió: «No tienes nada que temer. Hay una puerta cerrada entre tú y ellos». ‘Umar preguntó si la puerta se abriría o sería echada abajo. Cuando Huzayfa respondió que la puerta sería derribada ‘Umar exclamó: «Entonces, nunca se cerrará otra vez». ‘Umar era la puerta entre la Umma y la sedición.[71] Después de que él muriera apuñalado por un traidor esclavo persa, la comunidad musulmana recibió un golpe mortal. Desde ese día, el mundo musulmán ha sufrido la discordia y la sedición.

Bujari y Abu Dawud citan a Habbab ibn Arat: «Durante los días de sufrimiento y tortura en La Meca, fui a ver al Mensajero de Dios mientras descansaba a la sombra de la Kaba. Yo era todavía un esclavo, y la gente de La Meca me castigaban con severidad. No podía soportarlo más y le pedí que suplicara a Dios por ayuda y salvación. Pero él volvió la mirada hacia mí y me dijo:

Juro por Dios que las comunidades anteriores soportaron mucho más que esto. Obligaron a algunas personas a tenderse en zanjas y luego fueron cortadas por la mitad. Esto no les hizo abandonar su fe. Fueron desollados vivos, pero nunca se hicieron débiles contra el enemigo. Dios perfeccionará esta religión, pero vosotros sois impacientes. Vendrá un día en que una mujer viajará sola desde Sanaa hasta Hadramut y no temerá nada más que a las bestias salvajes. in embargo, aún no tenéis paciencia.

Habbab concluyó: “Juro por Dios que lo que el Mensajero de Dios había predicho ese día se hizo realidad. Fui personalmente testigo de todo ello”».[72]

Durante su última enfermedad, el Mensajero de Dios llamó a su hija Fátima a la cabecera de su cama. Él le susurró algo al oído, y ella se echó a llorar. Después la llamó otra vez y le susurró algo más. Esta vez ella mostró gran alegría. ‘Aisha, al verlo, le preguntó a Fátima sobre ello. Al principio, Fátima dijo: «Es un secreto que pertenece al Mensajero de Dios». Pero después de la muerte del Profeta, Fátima le dijo: «La primera vez que dijo que él moriría de aquella enfermedad, me hizo llorar amargamente. Entonces él dijo que yo sería el primer miembro de su familia en reunirse con él después de su muerte, y esto me hizo muy feliz». El Profeta murió de aquella enfermedad y Fátima se reunió con él tras su muerte seis meses más tarde. La muerte del Mensajero de Dios la emocionó tan profundamente que ella misma expresó su pena en los siguientes versos:[73]

¿Necesita realmente el olor de algo más,
Aquel que ha olido la tierra de la tumba de Muhammad?
He sido golpeada por infortunios tales,
Que si hubieran caído sobre los días,
se habrían convertido en noches.

Como se registra en la mayor parte de los seis libros auténticos del Hadiz, un día el Mensajero de Dios, cuando estaba sobre el púlpito abrazó a su nieto Hasan y declaró: «Este hijo mío es noble. Espero que Dios reúna a su alrededor a dos grandes anfitriones de los musulmanes».[74] Hasan sí era una persona noble. Aproximadamente treinta y cinco años después de esta predicción, renunció al califato en favor de Muawiya, demostrando así la veracidad de su noble abuelo.

Un día el Mensajero puso su mano sobre la cabeza de Abdullah ibn Busr y dijo: «Este muchacho vivirá cien años, y estas verrugas de su cara desaparecerán».[75] Abdullah vivió cien años y murió sin verrugas en la cara.

Como queda referido en casi todos los libros del Hadiz y de la biografía del Profeta, los musulmanes hicieron un foso alrededor de Medina durante la Batalla del Foso. El Profeta participó en este trabajo y de vez en cuando rogaba para levantar la moral a sus Compañeros: «¡Oh Dios! La verdadera vida es la vida del Más Allá, así que perdona a los Ansar y los Muhayirun —los Ayudantes y los Emigrantes—».[76] Sus Compañeros respondían con entusiasmo: «¡Oh Dios! Si no existieran Tu ayuda y Tu gracia, no podríamos encontrar el Camino Recto, pagar el zakat y hacer el salat. ¡Envíanos serenidad y haznos mantenernos firmes si nos encontramos con el enemigo!».[77]

Mientras hacían el foso, una roca enorme quedó al descubierto. Los Compañeros no pudieron quitarla y llamaron al Mensajero de Dios. Él vino con una palanca y una piqueta y empezó a romperla. Cada golpe produjo una chispa y por la inspiración de Dios, predijo una conquista futura: «Me han sido dadas las llaves de Bizancio; otorgadas me han sido las llaves de Persia; también me han sido concedidas las llaves de Yemen»[78] y siguió así. Veinte años más tarde Persia y grandes extensiones del Imperio Bizantino pasaron a manos de los musulmanes, gracias al brillante liderazgo de Jalid ibn Walid y Sad ibn Abi Waqqas. Bizancio fue conquistado después por el gobernante otomano Sultán Mehmet «El Conquistador».

Adiy ibn Jatam relata: Un día, la gente se quejaba de la pobreza, de la privación y de los peligrosos caminos del desierto en la presencia del Mensajero de Dios. Él contestó: «Vendrá un día en el que una mujer viajará sola desde Sanaa hasta Hadramut y sólo temerá a Dios. Vendrá un día y los tesoros de Cosroes (el regente persa) serán distribuidos entre vosotros. Vendrá un día en que la gente buscará a alguien para pagar el zakat, pero no servirá de nada». Cuando él predijo esto, los miembros de la tribu Tayy solían atacar a los viajeros y Persia vivía sus días más esplendorosos. Sin embargo, he sido testigo de que los dos primeros se hicieron realidad y espero que el tercero también resulte serlo.[79]

Adiy no pudo vivir bastante para ver que la tercera predicción también se hizo realidad. Sin embargo, un poco después de su muerte, durante el califato de ‘Umar ibn Abd al-Aziz la gente se enriqueció de tal manera que no se podía encontrar a nadie para ofrecerle el zakat en todas las tierras del estado musulmán. Su estándar de vida era muy alto y no había desequilibrio en la distribución de la riqueza.

Mientras la Mezquita del Profeta se construía en Medina, todo el mundo, incluso el Mensajero de Dios, trabajaba para completarla lo más rápidamente posible. Unos moldeaban adobe, y otros lo transportaban al lugar de la construcción. Mientras tanto, Ammar ibn Yasir, uno de los primeros musulmanes, se acercó al Mensajero de Dios y, probablemente para despertar su amor y afecto, dijo: «¡Oh Mensajero de Dios! Han cargado sobre mí dos bloques de adobe». El Mensajero de Dios sonrió y frotando el polvo de la cara de Ammar, le dijo que él sería martirizado: «¡Es una lástima! —¡Buenas nuevas para ti!, según otra versión—, ¡Oh Ammar! Un grupo rebelde te matará».[80] Ammar fue martirizado aproximadamente cuarenta años más tarde en la Batalla de Siffin por los seguidores de Muawiya.

El Mensajero de Dios distribuía el botín de una guerra cuando un hombre de rasgos mongoles le pidió ser justo en la distribución. A esta impertinencia, el Mensajero de Dios preguntó: «¿Quién más mostrará justicia si yo no soy justo? Si no muestro justicia, entonces me he perdido y me he malogrado». Según otra versión, él dijo: «Si no soy justo, entonces, —siguiendo mi ejemplo— vosotros —la gente— estáis perdidos y malogrados».[81]

‘Umar estaba furioso con este hombre, y exigió que el Mensajero del Dios le permitiera «cortar la cabeza de este hipócrita». Pero el Mensajero sólo dijo: «En el futuro, aparecerá un grupo con caras redondeadas, de ojos almendrados, y narices chatas —como este hombre—. Ellos recitarán tanto el Corán que, al comparar su recitación con la vuestra, la vuestra os parecerá peor. Sin embargo, lo que ellos recitan no les hará mella. Dejarán la religión como sale una flecha de un arco. Habrá, además, un lunar grande en el brazo de uno de ellos».[82]

Los años pasaron, y apareció un grupo llamado los jariyíes. Teniendo estas mismas características, y basándose en una interpretación equivocada del Corán, se rebelaron. El Califa ‘Ali los encontró y derrotó en Nahrawan. Un cadáver con un lunar grande en el brazo fue recogido por ‘Ali. Este acontecimiento, además de la confirmación de la veracidad y Misión Profética del profeta Muhammad, cumplió otra predicción: «¡Oh ‘Ali! He luchado por la transmisión del Corán; tú lucharás contra su mala interpretación».[83]

Un día el Mensajero de Dios dormía en casa de Umm Haram, su tía adoptiva. Él se despertó sonriendo. Umm Haram preguntó por qué estaba tan contento, y él contestó: «Soñé que, como reyes sentados sobre tronos, un grupo de musulmanes se embarcaba y marchaba a la guerra». Umm Haram le pidió rogar para que ella fuera incluida en este grupo. Él rogó, y dijo: «Tú estarás entre ellos».[84] Los años pasaron. Durante el califato de Muawiya, los musulmanes hicieron la campaña en Chipre. Umm Haram estaba en el ejército acompañando a su marido Ubada ibn Samit. Ella murió allí, y su tumba es visitada desde entonces.

Predicciones: El futuro lejano

Una vez el Mensajero de Dios declaró: «Cuando el Último Día se acerque, aparecerá el pueblo de Kantura. Ellos serán de caras redondeadas, de ojos almendrados, y de narices chatas».[85] Tradicionalmente se piensa que esta descripción encaja con los mongoles y algunos jariyíes. El Mensajero de Dios predijo la invasión por parte de las huestes mongoles y la desaparición de la maravillosa civilización islámica de Al Andalus, en España, dos de las más trágicas calamidades acontecidas al mundo musulmán. El Profeta siempre se refería al destino de la gente, y así usó tales predicciones para advertir a los musulmanes que la desviación del Camino Recto traería la calamidad. Dios usa a los malhechores y los opresores para castigar y corregir a Sus siervos, y luego acaba con los opresores.

El Mensajero de Dios previó la conquista de Constantinopla —la actual Estambul—: «Seguramente, Constantinopla será conquistada. ¡Qué magno es el comandante que la conquistará, y qué grandioso es su ejército!»[86] Esperando ser objeto de alabanza del Profeta, desde los tiempos de Muawiya los gobernantes y comandantes musulmanes trataron de conquistar esta ciudad. Durante una campaña, Abu Ayyub al-Ansari, el Compañero noble, fue martirizado y enterrado cerca de las murallas.

Constantinopla finalmente fue conquistada por el soberano otomano Mehmet «El Conquistador». Al lado de este gran comandante y estadista, sus dos amigos Hasan de Ulubat y Qadi Hizir Çelebi, así como su maestro Akshamsaddin, fueron también símbolos de esta conquista. Uno de ellos pertenecía el ejército, y los otros dos estaban en los departamentos de educación religiosa y científica. El rezo y la alabanza del Mensajero de Dios abarca a todos ellos.

El Mensajero de Dios predijo y explicó los motivos principales de la destrucción del Estado Otomano y la condición del mundo musulmán después de la Primera Guerra Mundial: «Las naciones se llamarán una a la otra, como la gente se invita a una comida, para hacer un ataque concertado contra vosotros». Alguien preguntó: «¿Pasará esto porque habrá pocos de los nuestros?». El Mensajero de Dios contestó: «No, vuestro número será enorme, pero vosotros os veréis tan impotentes como las astillas de madera o la paja llevadas por una inundación. Dios eliminará el miedo que sentían hacia vosotros vuestros enemigos e instaurará en vosotros un miedo a la muerte y un amor al mundo».[87]

La predicción, que se hizo realidad durante la Primera Guerra Mundial, también describe nuestra situación actual. Estamos divididos en muchos grupos, mientras nuestros enemigos tratan de unir sus esfuerzos en intereses mutuos. En el pasado, ellos tuvieron miedo de nosotros porque veíamos la tumba como una rosaleda, algo para entrar con mucha ilusión. Pero ahora, estamos tan atados a este mundo que hacemos todo lo posible para escapar de la muerte, aunque sepamos que es imposible. También hemos sido objeto de muchas traiciones. ‘Uzman y ‘Ali fueron víctimas de la traición, y el magnífico Estado Otomano se convirtió en un gran banquete para los pueblos depredadores del mundo y experimentó innumerables traiciones por parte de naciones tan prósperas y pacíficas que antes habían llegado a estar bajo el dominio otomano.

El Mensajero de Dios predijo el auge del comunismo en un hadiz relatado por Ibn ‘Umar. Mirando hacia el este, él dijo: «¡Tened cuidado! La anarquía y la subversión aparecerán en aquella dirección, desde donde la era satánica comenzará».[88] La era satánica, construida sobre el ateísmo y el hedonismo, es la antítesis de la Era de Felicidad, basada en la fe en y la devoción por Dios. El comunismo, el resultado ilegal del capitalismo, defiende la hostilidad a la religión, a la piedad, y a todos los valores morales y tradicionales. En otro hadiz, el Mensajero de Dios predijo que el comunismo se levantaría como «un viento rojo».

Una vez, el Mensajero de Dios declaró: «El Éufrates se secará probablemente, destapando un tesoro —una montaña, en otra versión— de oro bajo su cauce. Quienquiera de vosotros que lo atestigüe debería abstenerse de coger nada».[89] Este hadiz se refiere a la gran guerra que se espera que ocurra a lo largo del Éufrates. Aunque este río ha visto muchas guerras, entre ellas la guerra de Irán-Irak, este hadiz señala al mayor uso de la violencia en el futuro. También podemos tomar el hadiz figuradamente. Por ejemplo, el petróleo es conocido como «el oro negro». O tal vez el agua se hará tan valiosa como el oro y causará guerras regionales o incluso internacionales. Tal vez el ingreso obtenido de las presas realizadas en este río llamará la atención internacional y causará grandes guerras. En cualquier caso, el Mensajero de Dios advirtió que la región del Éufrates se parece a la dinamita en el corazón del mundo musulmán.

El Mensajero de Dios afirmó que el Cristianismo sería purificado de sus elementos paganos, prestados y se uniría al Islam, así reforzará la Religión Divina.[90] Esto será un hito en la historia de la humanidad, y los creyentes, cuando ellos sean apresados por sus enemigos, derrotarán y destruirán a los representantes globales de la incredulidad.

El Mensajero de Dios predijo que la reforma agrícola y el desarrollo en ciencia y tecnología permitirían a los agricultores producir una granada que sería suficiente para veinte personas, y que su cáscara proporcionaría sombra a la gente. Él también profetizó que el trigo producido en una parcela del tamaño de un balcón de una casa sería bastante para sustentar una familia durante un año.[91] Con el advenimiento de la biotecnología y la manipulación genética, probablemente tales maravillas no sean lejanas en el futuro.

En otro hadiz, el Mensajero de Dios describe el final de los tiempos: «Antes del Día del Juicio Final, la gente distinguirá cuando saluda a los demás —prefiriendo saludar tan sólo a unos—, habrá una gran demanda del comercio y las esposas ayudarán a sus maridos en ello, los padres y los parientes ya no serán tan visitados, las falsas pruebas y los falsos testimonios sustituirán a la verdad, y la escritura tendrá prominencia».[92]

Todo esto se ha hecho realidad. Hoy en día, el comercio es el modo preferido de ganarse la vida, y las mujeres son explotadas para anunciar distintos productos y servicios, y para atraer a los clientes. Los derechos de padres y parientes ya no son más considerados y, una vez que ellos se hacen viejos y necesitan más atención y afecto, muchas veces son dejados en las residencias de ancianos. El poder de la prensa moderna es incuestionable, y la mentira está ahora tan extendida que pocas personas pueden oponerse a ella. Esto es cierto a todos los niveles, desde las mentiras comerciales hasta el falso testimonio en los pleitos.

En un hadiz qudsi[93], el Profeta relata de Dios: «Al final de los tiempos haré que el conocimiento sea obtenido por todos, hombres y mujeres, esclavos y libres, y viejos y jóvenes».[94] La educación está ahora abierta a casi todo el mundo por las escuelas, las universidades, y los medios de comunicación. Muchos intelectuales y los científicos dicen que ya vivimos en la Era de la Información.

En otro hadiz auténtico, el Mensajero de Dios declara: «El Último Día no vendrá hasta que el Corán sea una causa de vergüenza y el Islam se quede sin un grupo poderoso para apoyarlo».[95] Hemos visto que esta predicción se hace realidad. Durante casi un siglo, los musulmanes han sido perseguidos hasta en sus propias tierras. Mientras los ateos y los incrédulos han declarado abiertamente su incredulidad en todas partes, el Islam ha sido objeto de ataques verbales, escritos, e incluso físicos. Los musulmanes se han visto obligados a ocultar su creencia, y han estado demasiado avergonzados de declarar abiertamente su creencia.

El Mensajero predijo el desarrollo de las telecomunicaciones y los medios de transporte. El hadiz mencionado más arriba sigue: «La Hora no vendrá hasta que las distancias de tiempo y espacio disminuyan». He traducido la palabra taqarub como «disminuir».[96] Significa «acercarse entre sí» e implica que antes del Día del Juicio Final, las cosas que antes se tardaban mucho en realizar será posible hacerlas en un tiempo muy corto.

Este hadiz, además de la predicción de los modernos medios de transporte y telecomunicaciones, añade que el tiempo es relativo. La Tierra toma paulatinamente una forma elíptica. Este puede causar algunos cambios en la división y el cálculo del tiempo. En cuanto a la relatividad del tiempo, esto también se nombra en el hadiz, sabemos que el tiempo se diferencia en algunos aspectos (como la división, la longitud, el cálculo y la velocidad de su paso por o alrededor de cada esfera o planeta). Si la humanidad logra dejar este sistema solar, la concepción del tiempo se cambiará completamente. Así, en pocas palabras, el Mensajero de Dios hace varias predicciones, algunas de las cuales se han realizado ya, y también alude a varios hechos científicos.

El Mensajero de Dios también predijo: «Llegará un tiempo en el que casi todo el mundo comerá de la usura, hasta tal punto que aquellos que se abstengan de ello serán mancillados con el “polvo” de la usura».[97] El Mensajero de Dios señala dos hechos importantes:

  • Un tiempo vendrá en que todas las transacciones formales supondrán interés. Nadie será capaz de evitarlo completamente. Sin embargo, a aquellos que no firmen transacciones basadas en el interés no se les responsabilizará de éstas si lo hacen involuntariamente, siempre y cuando ellos hagan todo lo posible por abstenerse de la usura.
  • El Mensajero de Dios puede haber indicado con «ser mancillados con su polvo» que una clase capitalista surgiría y aumentaría su riqueza mediante el interés. Esto conduciría gradualmente a la clase obrera a una pobreza más y más profunda, que resultará en una guerra de clases directa e implacable.

Todas estas predicciones se han hecho realidad. Es muy trágico que los países musulmanes estén en un estado tan penoso y degenerado porque, entre otras cosas, ellos se ahogan en un pantano de interés a pesar de la advertencia coránica que revela que alguien implicado en transacciones a base de interés debe saber que: Y si no lo hacéis (y persistís en cobrar usura, teniendo en cuenta de que sea legal o no), quedad advertidos de una guerra proveniente de Dios y Su Mensajero (2:279). Si los musulmanes hubieran sido conscientes de tales declaraciones coránicas, no estarían en una posición tan miserable en estos momentos.

En el siguiente hadiz auténtico, el Mensajero de Dios señala otro aspecto del triste estado actual del mundo musulmán: «Vendrá un tiempo en que los creyentes se oculten como los hipócritas hacen entre vosotros hoy».[98] En la época del Profeta, los hipócritas solían ocultarse haciendo los movimientos externos de los rituales religiosos. Según este hadiz, los musulmanes tratarán de ocultarse, practicar sus actos religiosos en secreto. La misma situación fue descrita en otro hadiz: «Levantarán calumnias, la sedición y la desviación. Practicar las Oraciones prescritas será deshonra para un musulmán, tal como una mujer es deshonrada hoy debido a la fornicación».

En otra narración, el Mensajero de Dios predijo que el petróleo sería descubierto en Taleqan —Irán—: «¡Buenas nuevas a Taleqan! Los tesoros de Dios están allí, pero no de oro ni de plata».[99] En el pasado, un tesoro significaba oro y plata. Por esta razón, el Mensajero de Dios enfatizó que los tesoros de Taleqan sería algo más. Lo que viene a la memoria primero hoy cuando se habla de un tesoro es el petróleo. Sin embargo, él podría haber sugerido los recursos del uranio o de los diamantes. Si ésta es la cuestión, la predicción se ha realizado, ya que tales recursos han sido descubiertos alrededor de Taleqan.

«Vosotros seguiréis los pasos de aquellos que os precedieron tan de cerca que, si por ejemplo, ellos metieran sus cabezas en una madriguera de lagarto, vosotros haríais lo mismo». Los Compañeros le preguntaron si con «aquellos que os precedieron» se refería a los judíos y los cristianos, y él contestó: «¿A quién más podría referirme?».[100] Los musulmanes han estado sufriendo de una crisis de identidad durante dos siglos. Ellos son imitadores ciegos de Occidente y se han envuelto en vicios que destruyeron todas las civilizaciones anteriores.

Predicciones: El Desarrollo Científico

El Mensajero de Dios también predijo acerca de varios desarrollos científicos, algunos de los cuales ya se han realizado. De muchos ejemplos que tenemos constancia, citaré sólo unos cuantos para ilustrar su exactitud en este campo.

Como ha sido relatado por Bujari, el Mensajero de Dios declaró: «Dios no envió una enfermedad para la cual Él no destinara una cura».[101] Este hadiz, además de la declaración de que cada enfermedad es curable, es la declaración más completa que anima a la investigación médica. En otro hadiz, el Mensajero declara que «hay una cura para cada enfermedad».[102]

Otra versión nos dice: «No os descuidéis al tratar vuestras enfermedades, ya que Dios no envía una enfermedad para la cual no haya mandado también una cura. La única excepción es la vejez».[103] La humanidad puede descubrir una cura para cada enfermedad, pero nunca será capaz de detener nuestro viaje del mundo material al mundo espiritual y desde allí al Paraíso o al Infierno según las etapas del embrión, la infancia, la niñez, la juventud, la vejez, la tumba, y la Resurrección. El Profeta nos anima a aprender a curar las enfermedades, a la vez que nos advierte también de no descuidar los preparativos para el siguiente mundo.

Dios nos anima a perseguir el conocimiento científico relatando los milagros de los primeros Profetas. Esto guía la atención de los científicos y así muestra los límites de sus aspiraciones. Él indica que podemos curarlo todo menos la muerte permitiéndosele a Jesús el milagro único de resucitar los muertos.

La historia de la vara de Moisés nos muestra que podemos utilizar cosas inanimadas para varios usos, como obtener agua del subsuelo usando cosas simples tales como una «vara» que haga de perforadora. Sin embargo, nunca lograremos que de una roca mane agua abundante golpeándola con una vara, o convertir una vara en serpiente, todo esto hecho por Moisés.

El Corán es el mayor milagro del profeta Muhammad, y marca las cotas más altas que la humanidad puede alcanzar por su estilo literario y elocuencia. Esto también implica que la escritura y la oratoria tendrán importancia mayor hacia el final de los tiempos. Los Profetas ponen ejemplos y nos muestran los límites a los que podemos llegar en el progreso material y espiritual.

El Mensajero aconsejó la cuarentena para contener los brotes de enfermedades contagiosas: «Si vosotros oís que hay peste en un lugar, no entréis ahí; si dicha peste aparece donde vosotros estáis, no escapéis para evitarla».[104] Según Ahmad ibn Hanbal: «¡Manteneos lejos del leproso como lo haríais de un león!».[105] En este hadiz, el Mensajero de Dios aconseja que nos protejamos contra la lepra. La cuarentena es otra vez sugerida aquí como un modo de prevenir la extensión de la lepra.

Imam Muslim relata en su Sahih que el Mensajero de Dios declaró: «Si un perro lame tu plato, límpialo siete veces: la primera vez con tierra y las otras seis con agua».[106] Este hadiz contiene los siguientes principios médicos relacionados con las bacterias:

  1. Los perros pueden portar gérmenes de ciertas enfermedades que pueden ser contagiadas a la gente. Este hecho fue descubierto recientemente por los científicos.
  2. La saliva y el excremento de un perro puede contener sustancias que pueden dañar a la salud de una persona.
  3. En la época del Profeta, la desinfección y la esterilización eran desconocidas. Sin embargo, el Mensajero de Dios recomienda que un plato lamido por un perro sea limpiado con tierra. Hoy sabemos que la tierra es un buen antiséptico que contiene sustancias tales como el antibiótico tetraciclina.

En otro hadiz acerca de los perros, el Mensajero de Dios expresa un principio fundamental de la ecología: «Si los perros no fueran una comunidad aparte, yo ordenaría su sacrificio»[107]. Este implica que cada especie es un elemento indispensable en el equilibrio ecológico.

Como aparece relatado en Sahih al-Tirmizi y Sunan Abu Dawud, el Mensajero de Dios declaró: «Los beneficios de los alimentos están en la higiene antes y después de comer».[108] Este hadiz enfatiza la importancia de la limpieza. Cuando usamos nuestras manos, los gérmenes se acumulan y pueden ser eliminados sólo lavándolas. En otro hadiz, él nos aconseja que nos lavemos las manos después de despertarnos ya que «Vosotros no sabéis qué habéis tocado mientras dormíais».[109] En la época de la que hablamos esto era una novedad pues no se sabía nada de los microbios.

Como testimonian más de cuarenta Compañeros en seis de los más auténticos libros del hadiz, el Mensajero de Dios estableció el principio del cuidado dental: «Si esto no fuera demasiado para la comunidad, les mandaría que limpiaran los dientes con siwak —un pedazo de la raíz de un árbol llamado arak que es usado como un cepillo de dientes— antes de cada uno de los cinco rezos diarios».[110] La higiene dental es de gran importancia no solamente para nuestros dientes, sino para nuestro cuerpo entero. El Mensajero de Dios siguió esta práctica por lo que nosotros deberíamos hacerlo de la misma manera.

Con relación a la salud y la digestión, el Mensajero de Dios recomendó: «En la comida, reservad un tercio de vuestro estómago al alimento, otro tercio para el agua, y dejad el último vacío. Aquello que desagrada a Dios es un estómago lleno».[111] En otro hadiz similar, él dijo: «Lo que temo acerca de mi comunidad es un estómago grande, dormir mucho, la ociosidad, y la carencia de certeza».[112]

Todos los puntos mencionados aquí son la causa o el resultado del otro. Aquellos que son ociosos y descuidados, quienes no practican el autocontrol y la autocrítica, tienen tendencia a engordar. Esto hace que ellos coman cada vez más. Un estómago lleno anima al sueño, y la persona comienza a dormir durante períodos más largos de tiempo. La gente que es ahora adicta a comer demasiado y dormir excesivamente, nunca será capaz de adquirir la certeza y la profunda convicción en el Islam. Éste es actualmente un problema con gran mayoría de la gente.

Otro hadiz acerca de la salud reza como sigue: «Tratad vuestros ojos con kuhl[113] ya que ello nutre los ojos y las pestañas».[114] Muchas autoridades médicas declaran que dicha sustancia hace exactamente esto. Otro remedio recomendado por el Profeta y útil para la salud con efectos antibióticos y dermatológicos, es la alheña[115] por ser mejor que sustancias antisépticas tales como la tintura de yodo.

Bujari relata, tomando como fuente a Abu Huraira, que una vez el Mensajero de Dios dijo: «Una semilla de comino negro contiene curas para todas las enfermedades, excepto la muerte».[116] Este hadiz contiene muchas verdades relacionadas con la terapia. Un enfermo necesita, en particular durante la convalecencia, comidas que son ricas en proteínas, calorías, y vitaminas fácilmente digestibles. Las investigaciones científicas han mostrado recientemente que todas estas propiedades se encuentran en el comino negro.

Bujari, repitiendo las palabras del Mensajero de Dios, nos llama poderosamente la atención sobre aspectos científicos que en aquella época serían imposibles de conocer tales como el hecho de que en las alas de las moscas se encuentra tanto un veneno como su antídoto, aconsejando que en el supuesto de encontrar una mosca en alguno de los alimentos que vayamos a consumir, la sumerjamos completamente en la comida para asegurarnos de que la sustancia nociva que contiene una de sus alas queda contrarrestada por el antídoto que porta la otra. Este es un descubrimiento médico muy reciente.

‘Aisha relató una vez que Fátima bint Abu Khubash preguntó al Mensajero de Dios: «¡Oh Mensajero de Dios! Observo que hace unos días que sangro, ¿debería abandonar por ello las Oraciones prescritas?» Él contestó: «No, no lo hagas, ya que lo tuyo no es el flujo menstrual sino una hemorragia».[117] Si no fuera por la Revelación, ¿cómo podría él haber distinguido entre una hemorragia normal y el flujo menstrual? ¿Cómo podría él haber distinguido entre el sangrado menstrual y una hemorragia normal?

Tariq ibn Suwayd relata: «Yo sufría debido a una enfermedad y tomé alcohol como remedio. Cuando el alcohol se prohibió, le pregunté al Mensajero de Dios si podría seguir usándolo. Él me respondió: ‘No, el alcohol para ti no es un remedio sino la enfermedad misma’».[118] Los científicos ahora están de acuerdo en que incluso una gota de alcohol es perjudicial para la salud física y espiritual del ser humano.

El Mensajero de Dios explicó diez puntos que son intrínsecamente necesarios para los hombres y por lo tanto transmitidos por los Profetas. La circuncisión es uno de ellos.[119] Hoy, los científicos admiten que el prepucio de un hombre está expuesto a infecciones, pudiendo ser causa directa del cáncer. En consecuencia, millones de personas son circuncidadas en Europa y América.

Estamos convencidos de que el Occidente un día reconocerá la verdad del Islam, y que la predicción hecha a principios del siglo XX por Said Nursi se realizará: «El Estado Otomano alberga en su vientre un estado occidental al igual que Occidente alberga un estado islámico. Ambos darán a luz el fruto de su interior».[120]

Hemos explicado hasta ahora la veracidad de los Profetas, enfatizando la del profeta Muhammad. Como queda mencionado, todas las cosas predichas por un Profeta finalmente se realizan, ya que ellos nunca mintieron. Vinieron para dirigirnos al Camino Recto y conducirnos al Paraíso. Si ellos hubieran mentido una sola vez, no habrían podido dirigir a nadie a la verdad. Sin embargo su veracidad, sobre todo la del profeta Muhammad, será tan evidente como el sol divino en el Más Allá, donde la gente ve todo exactamente como es. Allí, se contrastarán todas las buenas nuevas que ellos anunciaron sobre la otra vida: la Resurrección, el Lugar y el Día del Juicio Final, el Puente de Sirat,[121] el Paraíso y el Infierno.

[56] Muslim, «Yihad», 101; Bujari, «Anbiya», 54.
[57] Seis años después de la Hégira.
[58] Bujari, «Bad’u al-Wahy», 6.
[59] Ibn Hanbal, 5:323.
[60] Tirmizi, «Qiyama», 60; Ibn Hanbal, 1:200.
[61] Hindi, Kanz al-Ummal, 3:344.
[62] Bujari, «Adab», 69; Muslim, «Birr», 105; Abu Dawud, «Adab», 80.
[63] Bujari, «Maghazi», 79; Muslim, «Tawba», 53.
[64] No se expone exactamente por qué estaba enfadado el Profeta. Sin embargo, podemos elaborar varias conjeturas: Algunas preguntas pueden haber contenido cosas impropias o haber sonado innecesarias, o él podría haber apreciado algunas dudas en sus corazones sobre su conocimiento y así quiso eliminarlas.
[65] Bujari, «Fitan», 15.
[66] Muslim, «Yanna», 76-77.
[67] Ibn Hanbal, 4:360-64.
[68] Ibn Kazir, Al-Bidaya, 4:348; Bayhaqi, Dala’il al-Nubuwwa, 4:102.
[69] Ibn Hayar, Al-Isaba fi Tamyiz al-Sahaba, 3:36.
[70] Bujari, «Fada’il al-Medina», 8; Muslim, «Fitan», 9.
[71] Bujari, «Sawm», 3; Muslim, «Fitan», 27.
[72] Bujari, «Manaqib», 22; Abu Dawud, «Yihad», 97.
[73] Ibn Maya, «Yana’iz», 65; Muslim, «Fada’il al-Sahaba», 15; Ibn Hanbal, 3:197.
[74] Bujari, «Sulh», 9; Ibn Hanbal, 5:49.
[75] Hayzami, Al-Mayma’ al Zawa’id, 9:404-5.
[76] Bujari, «Manaqib al-Ansar» 39; Muslim, «Yihad» 127.
[77] Bujari, «Maghazi», 29; Muslim, «Yihad», 123-125.
[78] Ibn Kazir, Al-Bidaya, 4:116; Ibn Hanbal, 4:303; Ibn Hisham, «Sira», 3:230.
[79] Bujari, «Manaqib», 22.
[80] Bujari, «Salat», 63; Muslim, «Fitan», 70, 72, 73; Ibn Hanbal, 12:161,164.
[81] Bujari, «Adab», 95; Muslim, «Zakat», 142; Ibn Hanbal, 3:56.
[82] Bujari, «Adab», 95; Muslim, «Zakat», 142; Ibn Hanbal, 1:356.
[83] Ibn Hanbal, 3:82.
[84] Bujari, «Yihad», 3:8; Muslim, «Imara», 160-61.
[85] Bujari, «Yihad», 95-96; Abu Dawud, «Malahim», 10; Ibn Maya, «Fitan», 36; Ibn Hanbal, 5:40-45.
[86] Hakim, «Mustadrak» 4:422; Ibn Hanbal, 4:335.
[87] Abu Dawud, «Malahim», 10; Ibn Hanbal, 5:278.
[88] Bujari, «Fitan», 16; Muslim, «Fitan», 45; Ibn Hanbal, 2:50, 72.
[89] Bujari, «Fitan», 24; Muslim, «Fitan», 30; Abu Dawud, «Malahim», 12:13.
[90] Muslim, «Iman», 244-47.
[91] Muslim, «Fitan», 110; Tirmizi, «Fitan», 59; Ibn Hanbal, 4:182.
[92] Ibn Hanbal, 1:407-8; Hakim, «Mustadrak», 4; 98, 448.
[93] Aquellas palabras de Dios dichas por el Profeta que no forman parte de la revelación del Corán, pero que tienen más fuerza incluso que los hadices normales.
[94] Darimi, «Muqaddima», 27.
[95] Hindi, Kanz al-’Ummal, 14:244.
[96] Al-Haysami, Mayma al-Zavaid, 7:324.
[97] Ibn Maya, «Tiyara», 58; Ibn Hanbal, 2:494; Nasa’i, «Buyu», 2.
[98] Hindi, Kanz al-Ummal, 11:176.
[99] Ibíd., 14:591.
[100] Muslim, «Ilm», 6; Bujari, «Anbiya», 50.
[101] Bujari, «Tib», 1.
[102] Abu Dawud, «Tib», 10; Muslim, «Salam», 69.
[103] Tirmizi, «Tib», 2; Ibn Maya, «Tib», 1; Ibn Hanbal, 4:278.
[104] Bujari, «Tib», 30; Muslim, «Salam», 98.
[105] Bujari, «Tib», 19; Ibn Hanbal, 2:443.
[106] Muslim, «Tahara», 91.
[107] Abu Dawud, «Adahi», 21; Ibn Maya, Sayd, 2: Ibn Hanbal, 4:85.
[108] Abu Dawud, «At‘ima», 11; Tirmizi, «At‘ima», 39; Ibn Hanbal, 5:441.
[109] Muslim, «Tahara», 87; Abu Dawud, «Tahara», 49; Tirmizi, «Tahara», 19.
[110] Bujari, «Yumu’a», 8; Muslim, «Tahara», 42; Abu Dawud, «Tahara», 25; Tirmizi, «Tahara», 18; Nasa’i «Tahara», 6; Ibn Maya, «Tahara», 7; Ibn Hanbal, 1:80.
[111] Tirmizi, «Zuhd», 47; Ibn Hanbal, 4:132.
[112] Muttaqi al-Hindi, Kanz al-’Ummal, 3:460.
[113] Polvillo negro que se hacía al principio con antimonio o con galena y después con negro de humo perfumado, empleado por las mujeres para ennegrecerse el borde de los párpados. Sus efectos curatorios están comprobados.
[114] Abu Dawud, «Tib», 14; Tirmizi, «Tib», 9.
[115] Ibn Maya, «Tib», 29; Tirmizi, «Tib», 13.
[116] Bujari, «Tib», 7; Muslim, «Salam», 88.
[117] Bujari, «Wudu», 63; Muslim, «Hayd», 62; Abu Dawud, «Tahara», 109.
[118] Muslim, «Ashriba», 12; Ibn Maya, «Tib», 27.
[119] Muslim, «Tahara», 49; Abu Dawud, «Tahara», 27.
[120] Said Nursi, Tarihçe-i Hayat («Biografía»), 56.
[121] Dicho puente será franqueado por aquellos que superen favorablemente el Juicio Final (Nota de los traductores).

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